Tratando de ahondar en uno mismo, artísticamente hablando, se plantean muchas incógnitas. A veces se intenta tan sólo dar solución a la desazón, a la tristeza, a la ira, la rabia o la depresión. Otras simplemente representan momentos de paz con uno mismo que conllevan cierta liberación. Aun así, el hecho de ignorar el daño resulta imposible. En este caso, Coroa ha querido desenterrar el recuerdo de quienes, compartiendo y acallando el dolor a partes iguales, dieron paso al nacimiento del blues: las Negro prison songs.
El rompecabezas de Coroa
Coroa es uno de los tantos proyectos que atesora André Édipo, músico polivalente y productor brasileño afincado en España. André ha dedicado toda su vida a la música, de una u otra manera, con una increíble capacidad de superación e innovación dignas de admirar.
Haciendo las veces de hombre orquesta y productor, Coroa nace como un proyecto individual. Sorprende ver a André manejar, uno tras otro, el sampler, batería acústica, bajo eléctrico, guitarra eléctrica y sintetizador, todo ello a través de Ableton Live. Destaca su capacidad de tocar y componer con la ayuda del sampler, creando loops y melodías, sumando instrumentos in crescendo. Convierte en canción lo diminuto, reinventa lo casi invisible. Así es Coroa, un rompecabezas de samples y notas.
Es a través de la investigación cuando Coroa comienza su propia interpretación y actualización de las llamadas Negro Prison Songs. Estas canciones fueron registradas por Alan Lomax a los “trabajadores” afroamericanos en la Penitenciaría Estatal de Mississippi en 1947.
Alan Lomax y los campos de algodón
Alan Lomax fue un etnomusicólogo estadounidense que, junto a su padre, investigó y registró canciones folclóricas de países como España, Estados Unidos, Rumanía o Italia desde los años 30. Fascinado por lo que se encontró en distintos estados, no pudo evitar sentir profunda y especialmente los cantos de los trabajadores y prisioneros en los campos de algodón de la Penitenciaría Estatal de Mississippi en Parchman. Y tuvo que volver. Lo hizo en 1947, atesorando la primera grabadora de cinta portátil, con la intención de guardar a buen recaudo lo que él consideraba “de tal riqueza que es imposible grabarlo como se merece”.
Según el propio Alan, aquella cárcel no parecía tal. Existían grandes extensiones de plantaciones de algodón y lo único que separaba el interior del exterior era el alambre espinado. La única prueba de estar encarcelados radicaba en los barrotes de las ventanas y los eventuales paseos de los guardas. Por desgracia, la diferencia entre estar dentro o fuera era ínfima, y los trabajadores eran conscientes de que cualquier excusa serviría para llevarlos al otro lado.
Segregación y liberación temporal
En una época en que ser negro implicaba ser trabajador o esclavo, encontrar una vía de escape se convirtió en necesidad. Ritmos africanos impresos en sangre, letras reivindicativas y llenas de sentimiento, un día “demasiado largo”. La liberación temporal y el sueño de no necesitar cantar más. Canciones que mueven montañas, que anudan gargantas, que saltan el tiempo hasta nuestros días, impregnadas de dolor y fuerza a partes iguales.
Las voces que piden, melódicamente, justicia para sus iguales. Todo menos silencio. Todo menos cantar con la boca pequeña. Vivir para ahuyentar el sufrimiento. Así se clavan las Negro Prison Songs.
Reinvención del detalle
Coroa recoge el sentimiento y lo transforma en base melódica principal. Las voces del campo y la fuerza, construyendo paso a paso la ilusión con gusto y precisión envidiables. A través de los compases, volando sobre cada instrumento, delata su técnica impecable hasta conseguir contagiar, aún más, lo que transmiten las canciones originales. Es todo un despliegue de genialidad imprescindible.
Hasta el momento ha grabado tres de los temas, disponibles para escuchar en su web: “Old Alabama”, “No more my Lawd” y “Whoa Buck”, a las que acompaña, en directo, con audiovisuales proyectados, demostrando que el arte tiene tantas formas como se puedan imaginar. El nuevo proyecto de André Édipo no es sino una vuelta de tuerca a lo clásico, a la antigüedad de la música que parece escondida en lo más profundo del recuerdo. El homenaje perfecto al sufrimiento de todos los que creyeron que cantar les haría libres.
PD: Todas las canciones registradas en la Penitenciaría Estatal de Mississippi están disponibles de manera gratuita y libres de derechos. Se pueden descargar aquí.