Incendios - Teatro La Abadía

Un silencio para quemar la verdad. ‘Incendios’ de Mario Gas

El elenco de actores de Incendios, el espectáculo que ha vuelto al Teatro La Abadía por seis semanas, aviva una llama gigantesca durante tres horas de viajes en el tiempo y verdades que ocultar. El fuego no abandona al público ni el escenario, con una historia de amores y horrores humanos.

Una muerte con el silencio

Nawal Marwan muere tras cinco años de silencio sentenciando su partida con un: «Ahora que estamos juntos, todo va mejor». Una frase sin sentido aparente para los gemelos, Simon y Jeanne, que asisten con sentimientos encontrados a la lectura del testamento de su madre. Completamente opuestos, un boxeador amateur y una doctoranda experta en cálculo, afrontan el misterio que fue su madre y acometen sus últimas voluntades.

Nuria Espert - Incendios
Nawal Marwan (Nuria Espert) || Fuente: Teatro La Abadía

Y es que, a veces, el silencio debe acallar verdades impronunciables y Nawal lo sabe bien. Amor como origen del horror; horror como fruto del amor. El ser humano con su ‘ojo por ojo’ corrompe hasta la locura y la vida de Nawal se ve envuelta en esta vorágine. Enamorada en su casi adolescencia, embarazada prematuramente, rechazada y vilipendiada por su familia; se despierta como mujer a través de la lectura y del pensamiento, dejando así de arrodillarse ante las injusticias. Acompañada por su amiga Sawda, recorren tierras de conflicto entre milicianos y refugiados, intentando mantener el objetivo de su camino: encontrar al hijo de Nawal que le fue arrebatado nada más nacer.

Laia Marull y Lucía Barrado - Incendios
Nawal Marwan (Laia Marull) y Sawda (Lucía Barrado) || Fuente: Teatro La Abadía

Amor y horror ante una misma justicia

En escenas que se entremezclan, conviven y se cruzan, Nawal busca incansablemente a su hijo mientras en un paralelo atemporal sus hijos buscan a su hermano y a su padre, siguiendo las indicaciones del testamento de su madre. Búsquedas que conducen siempre a la verdad, a aquello que debería ser callado.

Jeanne descubre que su madre fue encarcelada, en la celda número 7 de la prisión de Kfar Ryat y marcada con el número 72: la puta 72. Como prisionera, fue vejada, violada, maltratada y, fruto de ello, embarazada por su captor. A partir de este descubrimiento asistimos al proceso judicial del captor a través del diario de Nawal, a las palabras de odio les sigue un silencio impenetrable. Solo las cartas del testamento, una dirigida al padre y otra al hermano de los gemelos, desvelará una verdad fruto de la imbecilidad del ser humano.

El polígono de visibilidad de la guerra

Alberto Iglesias y Candela Serrat - Incendios
Antoine (Alberto Iglesias) y Jeanne Marwan (Candela Serrat) || Fuente: Teatro La Abadía

Una crítica actual, una narración de los horrores de la guerra, de la estupidez humana en los conflictos y la falta de lo que Nawal persiguió: el pensamiento. Controlar las pasiones ante el dolor, aguantar la sed de sangre ante injusticias tan horrorosas que no se debieran contar, es lo que Nawal hace eligiendo el origen por amor y no por horror. Los gemelos quieren conocer su lugar en el polígono matemático que Jeanne establece como organización hipotética de la familia pero, a veces, el origen debemos colocarlo donde la verdad sea más llevadera. Nawal lo hace con su silencio; su verdad empieza y termina en el amor.

Ahora que estamos juntos, todo va mejor

‘Incendios’, escrita por Wajdi Mouawad, dirigida por Mario Gas en esta producción que el Teatro La Abadía recupera tras el éxito de la pasada temporada es una producción que alcanza la intensidad necesaria para la historia que narra.

Laia Marull - Incendios
Nawal Marwan (Laia Marull) || Fuente: Teatro La Abadía

Los protagonistas, con caras tan conocidas como Nuria Espert o Laia Marull, que interpretan a la protagonista en diferentes épocas, deleitan al público con discursos, lecturas y pasiones encontradas. Todo un elenco impecable que traslada al espectador por diferentes etapas y lugares, con una banda sonora formada por clásicos musicales en contextos bélicos casi reconocibles que enfatizan la crítica a la imbecilidad humana enmarcada por una historia de amor y horrores. Una mirada irónica a una lucha talmente irrisoria que destroza vidas, siembra muertes y produce silencios.