literatura victoriana

Tierra de esperanza y gloria: sobre literatura victoriana

“Hace mucho tiempo, la vida era pudorosa. El sexo era malo y obsceno, y los ricos eran muy mezquinos. Casas imponentes para los señores. Pistas de croquet, prados comunales. Victoria era mi reina”.

Bien es cierto que puede encontrarse en cualquier manual de Historia una descripción contextual más detallada de la época victoriana. Sin embargo, fueron los Kinks con su canción Victoria los que sintetizaron el estilo de vida victoriano de forma acorde a los tiempos recientes. Una época imperial, regida con mano firme por la reina Victoria del Reino Unido desde 1837 hasta su muerte en 1901.

Pueden citarse varias características definitorias de aquellos años en lo referente a la literatura. Entre otras, una indiscutible preocupación por la decencia y moralidad, interés por las mejoras sociales, satisfacción generalizada con respecto a la prosperidad de Inglaterra y una indiscutible aceptación de la autoridad. Atrás quedaban las inquietudes y sueños románticos de autores como Mary Shelley y posteriores como el Drácula de Bram Stoker.

Así, las transformaciones políticas y sociales propiciaron un giro radical en estilo y técnicas. Junto a ello, la expansión del comercio inglés y la culminación Industrial contribuyeron a este cambio.

Leadenhall_Street_J_Hopkins epoca victoriana

La literatura victoriana

El género predominante durante esta época victoriana fue la novela. Solían ser largas y densas. Hacían uso de un lenguaje intrincado, con especial hincapié en la búsqueda de verosimilitud. Ello lograba una cercana representación a la cotidianeidad de aquel tiempo. Las continuas transformaciones sociales obligaron a los autores a tomar posiciones para con las cuestiones más inmediatas. Asimismo, los temas a tratar eran el desarrollo de la democracia inglesa, la educación de las masas, el industrialismo y la filosofía materialista intrínseca a este progreso, junto a la situación de la clase trabajadora.

De este modo, la novela se convirtió en la forma literaria estrella durante la época victoriana. El realismo y los relatos inspirados en las relaciones sociales más dispares fueron la principal tendencia. Por otro lado, la poesía, abanderada por autores como Mathew Arnold o Robert Browning, se centra en problemas religiosos como el influjo la fe y el poder político. Un ejemplo de este hacer inglés victoriano puede encontrarse en el poema Playa de Dover, caracterizado por un fuerte pesimismo moralista, rasgo definitorio del autor naturalista Arnold ya citado.

De Dickens a Gaskell

Entre el lujoso elenco de autores victorianos, los novelistas cuentan con todas las atenciones. Nombres como el de Charles Dickens es de sobra conocidos. Este último, demuestra una asombrosa habilidad para hacer cobrar vida a personajes increíbles. Obras como Oliver Twist o David Copperfield componen un análisis de convencionalismos cargados de hipocresía de la era victoriana. Dickens describe con cierto sentimentalismo una sociedad que permitía la explotación de la niñez. Asimismo, se muestra crítico ante la incomprensión que hacía alarde la burguesía de Inglaterra.

Otra cuestión a destacar es la fuerte presencia de mujeres en el grueso de autores de la época. Personalidades como Mary Anne Evans, enfundada en el seudónimo George Eliot, las hermanas Brontë o Elizabeth Gaskell firmaron obras inmortales como Cumbres Borrascosas o Norte y Sur. Por primera vez en la historia inglesa, las mujeres victorianas asumieron un papel protagonista en el género novelístico.

Al atender al contexto social del momento, cabe destacar que no estaba bien visto que ellas accedieran a dichos campos. Por ello, utilizaban seudónimos o no se atrevían a publicar sus cuentos. Ello brindaba una perspectiva distinta al lector de la condición femenina, determinante en el devenir del movimiento feminista a la hora de luchar por los derechos del colectivo.

Londres-victoriano epoca victoriana

Todo ello conforma una imagen añeja, con aromas a otros tiempos y bailes. Bailes y recepciones constantes, amores no correspondidos y casto romanticismo. Son muchas las reproducciones de esta época victoriana disponibles en el catálogo cultural. Una muestra de ello son los largometrajes de obras como Orgullo y Prejuicio y Cumbres Borrascosas de la mano de profesionales como Ralph Fiennes y Keira Knightely. Una imagen añeja desde Canadá a la India. Desde Australia a Cornwall y desde Singapur a Hong-Kong. Grandes imperios siempre han dado lugar a obras y autores imperiales. Como sentenciaba en la canción del principio el veraz cronista Ray Davies, “from the rich to the poor, Victoria love them all”.