Radiación de fondo Música y espacio

Música y espacio, una bella odisea

Este no es, ni será, el primer artículo sobre música y espacio. Sin embargo el sonido hecho arte bebe de la última frontera de forma habitual, incluso después del auge de la carrera espacial y la psicodelia. El ambiente espacial mezcla vacío, físico y existencial, con un puro romanticismo, visto desde el sentimiento o la aventura, y una genuina capacidad para generar alegorías. Es por ello que muchas han sido las bandas y autores que han querido acercarse a las estrellas en sus letras o acordes. Estos son algunos ejemplos.

Locura espacial

La banda británica Muse siempre se ha caracterizado por tratar la temática sci-fi en sus composiciones. No es de extrañar que el espacio haya copado multitud de sus composiciones. Entre ellas destaca “Space Dementia” de su álbum Origin of Symmetry.

La demencia espacial es un término que suena a cualquier lector de ciencia ficción pero que realmente no está probado. Viene a ser una versión moderna del Blechkoller o Síndrome de la lata de conserva. De este modo se llamaba a la neurosis que sufrían los marinos de los submarinos alemanes en la segunda guerra mundial fruto de la claustrofobia, el aislamiento y las durísimas condiciones físicas de aquellos submarinos.

Matthew Bellamy usa el concepto para asimilarlo a una obsesión por otra persona. Aun así la canción crea una sensación de desasosiego muy lograda. La locura va en aumento según avanza. Recuerda a títulos opresivos como el videojuego Death Space o la primera parte de la película Pandorum, antes de que los mutantes arruinen las expectativas creadas.

Psicodelia, música y espacio

La Steve Miller Band es famosa por temas como “The Joker” o “Fly like an Eagle.” En el álbum homónimo a esta última canción se halla “Serenade (from the stars).” A pesar de pasar desapercibida en un principio hoy en día es un oldie reconocido.

La travesía a través del espacio es en esta ocasión mucho más rítmica. Steve Miller y compañía estiran las estrofas con “Oooh”s finales e intermedios notables. La característica guitarra y la batería se conjuntan en una canción con un ritmo repetitivo pero adictivo. Cabe destacar la adaptación que hizo M-Clan, que es idéntica a la original en todo menos en la traducción. Se pasa del “nosotros” al “yo” y el protagonista de la versión de M-Clan no ve acercarse el Sol.

De la pura psicodelia podrían sacarse muchos temas y bandas que han mezclado a través de ella música y espacio. Pink Floyd brilla especialmente. Tras The Piper at the Gates of Dawn vino A Saucerful of Secrets. Solo en estos dos álbumes se pueden encontrar infinitas referencias al espacio. “There will be more light” es una de ellas.

La canción de arranque hace notar que la banda ha cambiado tras la caída de Syd Barrett en desgracia. Las maneras de Waters sobresalen y los británicos empiezan a sonar como lo harán durante muchos años. Pero la psicodelia sigue ahí. En el tema se narra como una base de la RAF, Mildenhall, acoge una visita de otro mundo. Para suerte de la especie humana, no parece que con malas intenciones.

Además de una referencia a “Lucy in the sky with diamonds” la canción contiene el primer solo de Gilmour, que marca un prolongado final. El principio lo marca una adición progresiva de melodías y ritmos que colapsa para dar paso a un juego a dos voces con continuos altibajos. Una canción con fuerza, pegadiza, que recuerda a C. Clarke y su Childhood’s End. La novela trata un tema hoy muy manido: la utopía a cambio de la entrega de la identidad. En el album Obscured by Clouds la relación se haría más obvia con un tema homónimo a la novela.

Motivaciones reales

Sin embargo, hasta ahora todas las canciones trataban temáticas de pura ficción, al menos de momento. Jethro Tull tuvo una aventura de música y espacio basada en algo muy real. En su “For Michael Collins, Jeffrey and me” hace referencia a Michael Collins, el astronauta del Apollo XI al que le tocó quedarse en la nave mientras Neil Armstrong y Buzz Aldrin eran los primeros hombres en pisar la luna.

La canción no cuenta con la flauta de Ian Anderson, pero sí con la huella de este. Es tranquila y aplica giros típicos de la banda dirigida por el escocés. El genio de Anderson domina una canción que va subiendo lentamente para de repente parar en seco y reiterar la estructura. Un tema sencillo e inteligente, algo típico de Jethro Tull.

Sin embargo, si hay una canción paradigmática sobre el espacio, esta puede ser “Space Oddity” de David Bowie. El británico combinó música y espacio muy habitualmente en sus inicios, aunque predominando más la estética sobre el fondo, sin olvidar el abuso de drogas. Ziggy Stardust es un claro ejemplo. Es además la protagonista del primer videoclip integramente espacial, gracias a Chris Hadfield.

“Space Oddity” llego tras 2001: Una Odisea Espacial de Kubrik y antes de la llegada del hombre a la luna. Supuso un boom progresivo. Bowie no era la estrella que es hoy cuando publicó su segundo álbum. Space Oddity, de 1969, fue el verdadero inicio del Bowie que todo el mundo conoce. A pesar de los buenos resultados iniciales, gracias al uso que hizo de ella la BBC en el primer alunizaje, tuvo que esperar hasta 1975 para que la canción alcanzara el primer puesto en las listas británicas como parte de un maxi-single.

La canción se basó originalmente en el uso de la guitarra acústica, el stylophone de Bowie, el mellotron del componente de Yes Rick Wakeman y una doble voz superpuesta de Bowie. La elección de los acordes y su tímbrica es excelente y le viene como anillo al dedo tanto a letra como a instrumentos. La sensación de drama empapa un tema que se ha hecho con un gran hueco en la cultura popular. El propio Bowie relaciona al Mayor Tom con el «Rocket Man» de Elton John, otra mítica en la relación música y espacio.

Bowie además introduce a un personaje que retomará en el futuro dos veces, el Mayor Tom. Tras un inició en el que se narra una cuenta atrás, el tema vuela trasmitiendo la conversación entre Tierra y Tom. Tras el éxito inicial la misión se tuerce, Tom se despide y los circuitos se queman. El desdichado Tom queda a la deriva, y canta en su nombre Bowie: “Planet Earth is blue and there’s nothing I can do.”

La estremecedora canción ha sido muy analizada, y no falta quien apunta que en realidad se habla de un drogadicto o que se hace referencia a Syd Barret. En su “Ashes to Ashes” Bowie declara que todo el mundo sabe que el “Mayor Tom era un yonqui.” Sin embargo el videoclip del tema puede dar otra idea. Que cada uno elija su versión, drogadicto o astronauta perdido. Lo que sí parece claro es que Bowie se reflejó a sí mismo en este personaje.

Cohete música y espacio
Despegue de cohete || Pixabay

Hay cientos de canciones más que hablan de música y espacio, que el lector puede considerar mejores o peores que las aquí expuestas. El hecho es que, para suerte de los melómanos, hay muchas donde elegir, y eso que no se ha dejado de lado la música clásica. El espacio sigue siendo hoy en día algo lejano. Una fuente inspiradora, romántica, que alude a la aventura y al romanticismo. Un lugar que clama a la nostalgia y al solipsismo. Un lugar prohibido a la mayoría en el que el concepto de raza humana predomina, por poco, sobre el de nación. Y por ello música y espacio seguirán unidos por largo tiempo.